El hurto

Virginia no era ni la mayor ni la menor de sus hermanos, pero aprendió a ser la responsable en la casa. Creció en uno de los barrios más deprimidos y violentos de su ciudad. Ella era la que se encargaba de ir al mercado a pedir que le regalen las "patitas" del pollo y las vísceras para la sopa diaria. Su padre, era alcohólico y su madre una mujer sin estudios pero que le sobraba bondad, virtud que no es reconocida ni titulada.
Creció aprendiendo a sacar a su padre de los peores sitios, borracho, golpeado, incluso hasta ella misma aprendió a pelear con borrachos y gente de mal vivir. A pesar de las condiciones adversas se supo hacer y salir adelante. Pareciese que la vida le quizo compensar su sacrificio, haciendo que nunca le falte trabajo ni gente buena que le ayudase.
Cuando le ofrecieron el trabajo en una clínica odontológica estaba feliz. Aunque se iba a dedicar a gestiones administrativas, ella era feliz, por la confianza que le tenían. Un día, cuando ella era responsable de caja, dejó la llave a la vista de su compañera y se le olvidó guardarla.
Creció aprendiendo a sacar a su padre de los peores sitios, borracho, golpeado, incluso hasta ella misma aprendió a pelear con borrachos y gente de mal vivir. A pesar de las condiciones adversas se supo hacer y salir adelante. Pareciese que la vida le quizo compensar su sacrificio, haciendo que nunca le falte trabajo ni gente buena que le ayudase.
Cuando le ofrecieron el trabajo en una clínica odontológica estaba feliz. Aunque se iba a dedicar a gestiones administrativas, ella era feliz, por la confianza que le tenían. Un día, cuando ella era responsable de caja, dejó la llave a la vista de su compañera y se le olvidó guardarla.
Al día siguiente, llegó a trabajar, sonriente como de costumbre, y la recepcionista le dijo que se dirigiese a la oficina del director de manera urgente. "Qué querrá", pensó. Al entrar, el director le esperaba con rostro serio.
-Siéntate Virginia. Voy a ir al grano. Faltan doce mil euros en caja, y la única que tiene acceso a las llaves eres tú, podrías explicarme ¿ qué ha sucedido? .
Virginia se quedó en blanco, sintió como un nudo le apretaba en el cuello, se le aceleraba la respiración, comenzaba a transpirar y como un leve temblor comenzaba a controlar los músculos del rostro y de las manos.
- Señor García, yo..no...no sé que puede haber pasado, lo conté anoche todo y todo estaba completo, no........entiendo..
Virginia se echó a llorar. En ese momento lo único que pensaba es que se veía en la cárcel, sus padres sin ayuda pues era la única de los hermanos que veía por ellos, y que sencillamente ella era la culpable, aunque también sabía que ella no había cogido el dinero....todo era muy confuso.
-No llores Virginia - le dijo el director García con un tono paternal - sé que no has sido tú, sólo quiero que hagas memoria, qué pudo haber pasado.
-Lo único que recuerdo- entre sollozos - es que todo los importes coincidían, todo estaba bien.
-¿No recuedas nada más? - insistió García.
-Bueno, sólo dejé las llaves un instante, pero estaba Milagros, así que no creo que hayan cogido la llave.
-Es todo lo que necesitaba oír. Dile por favor a Milagros que venga.
Virginia seguía sin entender y no dejaba de llorar. Salió del despacho al que iban llegando odontólogos, que eran socios de la clínica.
Milagros, era una joven madre de familia de unos 29 años, tenía la cabellera teñida de rubio, unos bonitos ojos azules que no hacían juego con su mirada fría y desafiante.
-¿Qué te pasa Virginia? - le miró un tanto sorprendida por el llanto de su compañera.
-Te llama el señor García....es que me falta dinero en caja y no sé qué puede haber pasado... quieren saber si tú viste algo.
- De acuerdo, subiré enseguida.
En el despacho le esperaban cinco médicos, dispuestos a aclarar este asunto.
-Hola Milagros, ¿ estás enterada del asunto para lo cual te hemos llamado?.
-Sí doctor, la verdad es que hasta a mí me parecía sospechosa la forma de trabajar de Virginia. No me extraña que le falte ese dinero.
-¿A qué te refieres?
- Pues siempre me pareció un poco extraña la forma de trabajar de Virginia con el dinero, e incluso me atrevería a decir que no es la primera vez que saca dinero de la caja, quizá esta vez se le fue la mano. Además, es la única que tiene la llave de esa caja.
- De acuerdo Milagros, es todo lo que teníamos que oir, ahora por favor, retírate que tenemos cosas que discutir entre nosotros.
Milagros salió de la reunión y ese grupo de señores comenzaron una discusión en esa habitación. A las dos horas llamaron a Virginia y a Milagros. Le hicieron entrar a Milagros y Virginia tuvo que esperar sentada afuera del despacho. Estaba muy nerviosa, ansiosa, y se le iba el alma pensando en todas las cosas que pasarían al término de esa reunión.
Se abrió la puerta, y asomó la calva brillante del señor García.
-Entra Virginia por favor.
Aquello parecía un juicio, con cinco hombres vestido de blanco, observándola.....ella era un manojo de nervios.
-Virginia - empezó a hablar uno de los odontólogos- Milagros tiene algo qué decirte.
Virginia volvió la mirada a su compañera la cual tenía el rostro desencajado.
-Yo tomé el dinero, y te inculpé para evitar las responsabilidades...lo siento mucho Virginia.
No salía de su asombro, no se esperaba esa confesión y menos de una mujer fuerte que en es momento era un pobre retrato de ella misma.
- Pero doctor - dijo Virginia - qué va a ser de ella, tiene un niño, cómo lo va a mantener.
-Veamos Virginia -increpó otro de los médicos - la decisión está tomada, la señorita Milagros está despedida desde este momento y tomaremos las medidas que creemos justas. Ya puedes retirarte.
Virginia salió, dio un leve vistazo a su ex-compañera, la cual no volvía a verla con una mezcla de emociones le embargaban: alivio, tristeza, impotencia.....
Al día siguiente, le llegó una carta, la cual le hacía secretaria adjunta del señor García, y su vida cambió positivamente en ese momento. Nunca más supo de Milagros.
Esta historia de una persona que aprecio mucho, y por cuestiones obvias y a petición de ella misma, he cambiado los nombres. Un abrazo, Virginia.
O_o
ResponderEliminarincreible.
besitos
y un abrazo para Virginia
Esta historia no sólo habla muy bien de tu amiga, también de ti...
ResponderEliminarCésar gracias por compartirla.
Besos borrascosos
Al menos no pagó una inocente.
ResponderEliminarBueno muchachon al fin de vuelta por aquí.
Besos.
¡Buenas noches!
ResponderEliminarEn tu ausencia, te he extrañado, me alegro que hallas regresado, de igual manera que me alegro mucho de que la Verdad primara ante la mentira, no siempre nos parece que llegue cuando realmente debe, pero ciertamente en nuestro corazón sabemos perfectamente cual es la Verdad.
Algo parecido viví yo, no por hurto sino por envidia y rivalidad, y aunque algo tarde, pero gracias a Dios, el tiempo da la razón de las cosas.
Un abrazote enorme para ti y para Virginia.
Obraron finalmente bien el director y resto de odontólogos, aunque Milagros también, por el hecho de arrepentirse y pedir perdón a Virginia. ¿Quién pudiera vivir con la mentira por dentro?
ResponderEliminarCesar: mucho tiempo sin verte. Escribo lo mismo que la vez anterior… se te echa bastante de menos.
Un abrazo.
Hola César. tienes varios premios en mi blog. Puedes recogerlos a partir de mañana martes.
ResponderEliminarUn rampyabrazo
La Presencia siempre está con la verdad y con el que trabajo con el buen corazón...
ResponderEliminarMe alegro mucho por ella, de seguro habrá alguna lección por ahi, no?
Y a tí, gracias por compartirla!
Habla de tu buen corazón tambien..;-)
Ali
hola cesar, que tal?
ResponderEliminarsiempre hay que ir con la verdad por delante por que siempre te ayudará.
sin embargo la mentira acaba saliendo a la luz.
besoss
Muy buena historia, ella que lo pasó tan mal económicamente y siempre fué honrada y se ganó el respeto y la confianza de todos..Tienes una gran amiga.
ResponderEliminarbesos
Hola César,
ResponderEliminarQue bueno volver a leerle! esta historia es increible y da una maravillosa lección y ser honrados es la mejor decisión siempre.
Un Abrazo y que tengas una linda semana!
Bienvenido de nuevo! Seguro que hay angelito bien pegadito a Virginia que la protegerá siempre.
ResponderEliminarVaya! y aun asi hay quienes dicen que la justicia nunca llega... pues parece que aveces gracias a Dios si gana la carrera! que bien que la vid ale haya recompensado otros momentos en su vida con gente buena y nuevas oportunidades!
ResponderEliminarCesar se te extranaba mucho por aqui! espero los post vuelban a ser continuos! saludos!
Por fin de vuelta, se te he echado de menos. Que pena que no todas las historias acaben como la de tu amiga, me alegro por ella.
ResponderEliminarBesos
César, me alegra mucho que hayas vuelto a postear!
ResponderEliminarIncreible la historia que nos cuentas, y lo que mas me impresiona es la capacidad que tuvieron esos doctores de notar por la actitud de cada una de ellas, quién era la responsable! Felizmente tuvo buen final, y la honestidad y transparencia de Virginia fueron recompensadas.
Besitos amigo,
La verdad siempre se sabe tarde o temprano. Mis mas grandes felicitaciones a tu amiga. Porque la honestidad siempre te da recompensas, quiza no siempre materiales, pero siempre te dara satisfacciones
ResponderEliminarDesde luego una historia preciosa.
ResponderEliminarBesitos de caramelo
Gracias César por esta historia tan tierna. Se te ha echado de menos.
ResponderEliminarUn afectuoso saludo
Por un momento me ha hecho vd. pensar en Sonia la de Crímen y Castigo.
ResponderEliminarBonita historia.
Y enhorabuena por el blog.
Aniña: Gracias, ya se los di y está contenta. Besos.
ResponderEliminarBorrasca: Para mi es un placer compartir este tipo de experiencias....nos ayuda a ver que en la vida no todo termina mal. Besotes.
Esperanza: asi es..felizmente un inocente que no fue injustamente sancionado. Nos veremos más seguido. Besos.
Ruth: Querida amiga..no me gustan las despedidas y me rehusaba a despedirme del blog y de ti y otras personas lindas que he conocido y conozco..y me alegra poder seguir....gracias por tus palabras. Un abrazo enorme para ti.
Tejedora: Yo te echaba y les echaba más de menos...besos grandotototes...
Rampy: Gracias...a penas pueda, me lanzo a por ellos. Gracias amigo.
Alimontero: Gracias a ti por tus palabras y por tus siempre apreciados y valorados aportes. Besos.
Matanuska: La verdad siempre sale a la luz, aunque sea tarde, pero sale.
Esther: Así es...unque la pasó muy mal en la niñez, es una persona que ha crecido con unos valores muy marcados...y es cierto, es una gran amiga.
Andrea: Si, una lección que podemos sacar es que la honradez se defiende por sí misma. Un beso y linda semana también para ti.
Rebeca: Gracias otra vez por la bienvenida....no tiene un angel...tiene una legión. Besos.
Solelil: Con personas como tú y mucha gente que me ha escrito en mi ausencia, desde luego que me motiva a hacer más que un esfuerzo para seguir...al menos lucharé por ello. Besos querida a amiga.
Bego: Es cierto..no todas acaban bien..pero me alegra que ella si haya tenido una recompensa por la vida. Besos amiga.
Soñadora: Es cierto. Cuando me lo comentó, me di cuenta que esos médicos confiaban mucho en ella...se los ganó. Besos.
Malchick: Así es...la honestidad lo que hace es que nos da la libertad interior para asumir las consecuencias de la misma. Un abrazo.
Manzana de caramelo: Me alegra que te haya gustado. Besos grandotes.
Marido de la portera: También yo os he echado de menos. Un abrazo amigo.
Peregrino: Es que en la vida la historias como que se repiten, pero tienen finales diversos. Gracias por la visita.
uuuy que buena entrada!
ResponderEliminarla mayoria de las veces la realidad supera a la ficcion!
Que buena historia!
Gary: Así es....la realidad tiene más argumento. Un abrazo
ResponderEliminarDios nunca abandona a sus hijos.
ResponderEliminarExcelente post!!!
http://angelantonio.ws